lunes, 11 de diciembre de 2017

LO QUE PUEDE APRENDER LA EMPRESA ESPAÑOLA DE LA EMPRESA ALEMANA


Llevo veinte años exportando acero a el norte de Europa, aproximadamente, un 80% a Alemania, que constituye mi principal mercado. En su momento nuestra ilusión y fuerte determinación por adentrarnos en este apasionante país, culminó con la implantación de nuestra planta de producción en Brandenburgo, cerca de Berlín, donde actualmente fabricamos alrededor de las 100.000 toneladas de acero para diversos usos industriales.

Fuimos la primera empresa de nuestro sector (fabricación de alambre de acero de bajo contenido en carbono), en implantarse en Germania. Ser los pioneros nos llevó a realizar una labor de adaptación importante, por nuestra parte, para cumplir las expectativas de nuestros clientes alemanes, que no son fáciles precisamente, pudiendo observar, - de primera mano-, la operativa de la empresa alemana, tanto de medianas y pequeñas empresas, como grandes grupos multinacionales y ciertamente, pudiendo hablar de un modo de gestión germano, de un “modus operandi” genuinamente alemán y que constituye la base del éxito económico del país, muy protegido por un gobierno perfectamente consciente del peso específico de la empresa alemana en su admirada economía.

Sin entrar en la temática histórica (que también ha influenciado, en parte, el desarrollo y éxito de la todopoderosa economía alemana),si que entraré en particulariedades caracteriales, tan propias de la idiosincrasia alemana, realizando un breve croquis sobre los factores que, a mi modo de ver y basados en mi experiencia diaria a lo largo de los años , constituyen los cimientos del éxito empresarial germano:


Existe un profundo respeto entre personas:

Incluso dentro del ámbito laboral, los integrantes de dicho entorno se tratan de Vd. (Frau X o Herr X), como en el resto de la vida diaria germana, el trato de Vd. es lo normal y constituye – de entrada- un regulador de las relaciones interpersonales y el necesario equilibrio entre individuos, independientemente de su cargo en el organigrama de la empresa.

De hecho, la mayoría de las compañías, cuentan con un código ético / conductual, que ha de ser firmado en el caso de establecer relaciones comerciales con ellos. 

El respeto al individuo y el bienestar general de los integrantes de la compañía y partners de negocio, es la primera prioridad.


Hay una conciencia de “misión”:

Todos los componentes de la empresa forman parte de una cruzada que les llevará al límite de su savoir faire y capacidades. Saben por qué van a trabajar. Los componentes están intrínsecamente motivados ya que el trabajo no es percibido como una pesada carga, si no como una actividad necesaria para su realización personal y la muestra de su talento. La perspectiva del trabajo cambia por completo el concepto del mismo, mejorando los resultados. 

Una visión de “misión”, es muy diferente de un concepto de las tareas contemplado como un mal necesario.


Son empresas muy receptivas:

Las empresas germanas escucharán activamente todo lo que sus integrantes; socios; proveedores y clientes tengan que decirles. Son tremendamente razonables siempre y cuando las críticas; comentarios; desacuerdos; propuestas; etc, se realicen dentro de la educación y la argumentación mas estrictas y depuradas. Esto les otorga una enorme ventaja competitiva, ya que difícilmente es posible desarrollarse y crecer cuando se piensa que se sabe todo, que se está en posesión de la verdad absoluta y que lo que no funciona no es susceptible de cambio. Recordemos que las empresas están constituídas por personas y que en un entorno profesional, también es muy importante callarse y escuchar proactivamente a quien puede aportar, repensar conceptos o modificar lo que no se hace bien.


La planificación, en el ADN:

No hay lugar para la duda o la improvisación. El alemán analiza, reflexiona, planifica y lo hace a conciencia. Una vez llegado a una resolución clara que ha contemplado todos los pros y contras y el peor de los escenarios, el objetivo queda definido, sin lugar a la improvisación. Todo el equipo es consciente de su responsabilidad individual y colectiva en la consecución del mismo. Hay un sentimiento de pertenencia y un profundo orgullo personal.

Las tareas están definidas y cada cúal sabe lo que tiene que hacer y como hacerlo. Si alguien necesita ayuda, se le proporcionan las herramientas necesarias para mejor cumplimiento de las mismas. Son solícitos y colaboradores. Pedir ayuda para mejorar la propia tarea está muy valorado. Indica interés y eficicencia. No están empeñados en tener razón, si no en lograr que las cosas se hagan de la mejor manera para todos. 


Son tremendamente efectivos y rápidos en la ejecución:

Todo gira en torno al tiempo. Las compañías alemanas aparte de no perderlo, lo gestionan absolutamente todo en verso al “timing”. Los tiempos han de respetarse y quienes trabajen con ellos han de hacerlo también. El rítmo de las compañías alemanas es más rápido (con diferencia) que el resto de compañías de otros países que conozco. Sólo asiáticos son capaces de igualar / superar su dinámica de trabajo donde horas, días y plazos a cumplir son el mapa de ruta de las compañías germanas y sus integrantes.

Tienen absolutamente interiorizado que, de lo perfecto de su gestión y la rapidez en ejecutarla, depende el éxito de la compañía. Y ellos viven para hacer las cosas mejor que nadie. El fracaso es una circunstancia que no se pueden permitir y cuya gestión además, llevan mal. Retrasos e impuntualidades varias, habrán de estar debidamente argumentadas para que sean aceptadas. 


Profundo sentido de la responsabilidad personal y colectiva :

Los empleados se auto-gestionan por definición. No siendo necesarios grandes mecanismos de control interno en las compañías. Son, por lo general, extremadamente fiables y disciplinados, lo cual ahorra a las empresas cargos intermedios que no producen ni son rentables y que sólo generan a las compañías costes y ningún beneficio tangible ( a parte de controlar a los irresponsables ). La irresponsabilidad no tiene lugar y está muy mal considerada. 


Grandes perfeccionistas:

Son perfeccionistas al extremo por que les educan desde muy pequeños en hacer las cosas lo mejor que se pueden hacer. Es otra cualidad que tienen “de serie”. Detestan los errores y los admiten muy mal. Los suyos propios y también los de los demás. Esto hace que trabajen de manera concentrada y muy conscientes de lo que se traen entre manos. Cuando se producen los humanos errores no dudan en abrir protocolos de mejora donde se van a analizar todas y cada una de las causas, factores, personas implicadas culpables del error, para que no vuelva a repetirse. Son grandes correctores de sí mismos y de los demás. 

No suelen repetir el mismo error dos veces.


La empresa alemana impone su forma de trabajar:

Los partners de negocio de los germanos, deberán realizar un esfuerzo considerable para adaptarse a las maneras de trabajo germanas y habrán de ser tan eficaces, productivas, puntuales y serias como ellos. Ellos hacen las cosas muy bien y normalmente su “modus operandi” es difícilmente superable. Además no tienen tiempo que perder. No toleran que les hagan perder el tiempo con comunicaciones vacías; repeticiones de lo ya acordado; gestiones mediocres. Hay que estar a la misma altura que están ellos y no se conforman con menos. Su “modus operandi” funciona y funciona muy bien, así que hacen que los demás se adapten a ellos y no a la inversa. 


Viven en la insatisfacción permanente:

Las compañías teutonas son tremendamente humildes en la visión de logros y resultados. Piensan que pueden hacerlo mejor, que los resultados, aunque no desfavorables, ni mucho menos, son siempre susceptibles de mejora. La autocomplacencia no es una palabra que forme parte de su vocabulario. Y además está mal vista. Es la visión clásica del vaso medio vacío y tener los pies en el suelo a pesar de productividades de ensueño y facturaciones como para poner contento a cualquiera. Ellos, aunque humildes, son tremendamente ambiciosos. Piensan a lo grande: por ello dan pasos pequeños pero con firmeza y constancia asiáticas, por eso no dejan de crecer y de continuar constituyendo un referente empresarial de primera mano. 


Su trabajo es su religión:

Los alemanes se definen como grandes “hacedores” por que la cultura del rendimiento (Leistung) está fuertemente arraigada en ellos desde su primer día de escuela hasta el día de su jubilación. Por ello el trabajo, el trabajo bien hecho, constituye la prioridad n. 1 en sus vidas, no la segunda, ni la tercera, si no la primera, y a distancia de otras actividades vitales. El deber va a ir siempre por delante de todo lo demás, que dejarán para cuando lo prioritario esté solucionado y lo esté de la mejor manera posible, ya sabemos que no hacen las cosas a medias.


Las empresas alemanas, pagan muy bien a sus empleados:

Los integrantes de las compañías saben que su esfuerzo se verá recompensado, sus derechos fundamentales respetados y que incluso se repartirán bonus por productividad (trimestral / semestral / anual) si la empresa llega a los objetivos definidos a principios de año.

Los empleados alemanes están muy protegidos por una legislación laboral orientada, fundamentalmente, al bienestar de las personas y a favorecer una conciliación laboral / familiar, que permita a las familias procrear, crecer y consumir. Todo ello, muy bien pensado, sabedores de que las personas pasan más tiempo en las empresas que en sus casas y que el ritmo exigido es vertiginoso. Son empresas pro-humanas, donde no se toleran los tratos vejatorios de ningún tipo y si se suceden son fuertemente castigados.


Son consecuentes:

La excelencia se premia pero la mediocridad se castiga. O se está al 100% o no se está. Son taxativos en este sentido y extremadamente consecuentes. Existe una vocación ejemplarizante en la que cada miembro de la compañía trata de ser un elemento motivador para el resto en forma de buen hacer personal, recordando aquella máxima de que se predica con el ejemplo. El grupo no tolera a los que están a medias, con lo cual las compañías son verdaderos hormigueros de dinamismo, savoir faire y ritmo.


Made in Germany:

Las empresas alemanes son, fundamentalmente, empresas exportadoras y saben que “Made in Germany” es su sello de éxito desde Francia hasta Hong Kong y pasando por Ohio. Por ello dedican los recursos que sean necesarios a I+ D y Know How, sabedores que constituyen la élite presente de la locomotora europea y mundial y de lo que está por llegar. Ellos siempre van 2 pasos por delante, saben que han de continuar manteniendo su “ Made in Germany” cueste lo que cueste y que perderlo (es decir, bajar sus stándares de calidad) significaría ponerse al mismo nivel de sus competidores a nivel internacional, ávidos de erigirse en la nueva Alemania. Los esfuerzos están muy orientados a cuidar y proteger lo que ya se tiene.


Son buscadoras intrépidas de talento:

Las empresas alemanas son captadoras incansables de talento y venga de donde venga. Si (por ejemplo), captan a un buen ingeniero español, con ilusión y ganas, le tenderán la alfombra roja y pondrán todos los medios a su alcance para que hable alemán en pocos meses, organice su vida en el país en poco tiempo y se sienta como uno más. La empresa alemana es una gran seductora de perfiles con altas capacidades y personas que quieran desarrollar una carrera profesional seria y a largo plazo. Necesitan talento. Sin talento saben que no pueden continuar con su ritmo de crecimiento natural pero independientemente de esta cuestión, las empresas alemanas, tradicionalmente siempre han sido empresas abiertas a la multiculturalidad y a que cada miembro aporte lo mejor de sí mismo, independientemente de raza, religión y creencia. 


La Empresa y la Universidad se interrelacionan:

Es frecuente que los estudiantes realicen su carrera combinada con prácticas (pagadas) dentro de la empresa. La teoría se complementa con la práctica y los estudiantes enlazan el fin de sus estudios con puestos de mayor responsabilidad dentro de la compañía y mejor pagados. La escalada se produce de forma natural y con la mejor de las intenciones por ambas partes. El índice de paro juvenil es casi inexistente y el grado de satisfacción elevado.


Son Ejecutoras:

Les encanta idear, pensar, reflexionar y definir. A partir de ahí hacen. Si Vd. entrase en cualquier empresa alemana (sea del sector industrial o de otro sector), le garantizo que será prácticamente improbable que vea a alguien merodeando o perdiendo el tiempo. Todo el mundo está ocupado y haciendo lo que tiene que hacer. Está mal visto perder el tiempo, como está mal visto no acabar el trabajo dentro del horario de trabajo (inefectividad). Por ello hacen y hacen lo mismo y mejor que en otros países por que no pierden el tiempo y por que además existe una conciencia colectiva de que perderlo está mal. Volvemos en este punto a esta conciencia individual pero también colectiva, tan impregnada en el carácter y la sociedad alemanas. 


Conocen el valor del dinero:

La inmesa mayoría de las empresas alemanas son muy sólidas financieramente. Tienen una buena relación con el dinero y son conscientes de que no se trata de un recurso ilimitado, que no puede despilfarrarse o dedicarse a lo superfluo. Grandes defensores de la seguridad y el control por encima de todo, la inversión de recursos en maquinaria más sofisticada, know how más actual, talento humano y la foco puesto siempre en nuevos mercados donde exportar, constituyen su prioridad fundamental, con lo cual nos encontramos con compañías que crecen, se internacionalizan y crean a su vez nuevos puestos de trabajo. Utilizan muy bien los recursos, en una palabra. 


Proteccionismo gubernamental:

El gobierno alemán siempre ha sido sabedor que el éxito del tejido industrial alemán, constituye el éxito de su economía. Es vital por lo tanto, cuidar y proteger a la pequeña / mediana y gran empresa, con todos los recursos legislativos y fiscales a disposión, realizándose un gran esfuerzo por que la creación de una nueva empresa y su financiacón sean relativamente fáciles, por que el codiciado know how no salga de Alemania, por blindar a las empresas germanas del espionaje industrial y cibernético. 


Cuidan y protegen lo que tienen y lo hacen con todos los medios a su alcance.


En general podría decir que existe un clima de cooperación y consenso, basados en el respeto entre personas y la responsabilidad social y colectiva, que forman parte intrínseca del carácter alemán pero que son fomentadas por todos los actores responsables de la ejemplar empresa alemana y la economía del país.

Alemania no es perfecta, ni mucho menos, pero se esfuerza en serlo y es, en este esfuerzo diario, continuado y sin parangón, donde reside la clave de su éxito. 

Debemos aprender mucho de estas organizaciones, sin duda, sobretodo en los países del sur de Europa donde tan necesario es un cambio de modelo, una catársis que nos permita salir del cierto ostracismo internacional, a pesar de los éxitos logrados y que logre el necesario empujón que necesitan las pequeñas y medianas empresas en España (autónomos) auténticos héroes especialistas en supervivencia por falta, en parte, de las ayudas y el proteccionismo que necesitan.

Quizás aun no es tarde para copiar de quien lo hace mejor y pensar en que sin un sólido tejido empresarial, ninguna economía actual puede sobrevivir.

lunes, 17 de julio de 2017

LOS RITUALES DE LA DESCONFIANZA


La Desconfianza es un virus instalado en Las Organizaciones de la manera más sibilina y que se expande lenta y progresivamente hasta minar la productividad de todo un equipo humano, su dignidad personal y su moral. 

Una Cultura Corporativa basada en La Desconfianza es uno de los peores cánceres que una Empresa puede sufrir y una de las principales causas de la falta de productividad, la rotación de personal y el absentismo laboral.

Sin confianza no hay Empresa, no hay equipo ni clientes y lógicamente, no hay resultados. La Empresa infectada constituye la señal inequívoca de una mala praxis directiva, basada fundamentalmente en la carencia de seguridad personal, el miedo y por lo tanto la necesidad de control de la Dirección, quien se olvida de su verdadero propósito que no es otro que el de instaurar mediante su ejemplo, un excelente clima de trabajo, donde las personas desarrollen su empeño felices (las personas felices son doblemente productivas) y trabajen altamente motivadas (sin motivación es imposible fijar un objetivo) y dispuestas a dar lo mejor de sí mismas por voluntad propia ( sólo se llega a la excelencia cuando las personas están absolutamente convencidas de lo que están haciendo).

Este virus, se esconde estratégicamente tras Los Rituales de la Desconfianza, a saber:


  • La presencialidad en detrimento de la efectividad y el rendimiento.
  • Las reuniones sin contenido práctico/ efectivo donde no interesa la verdad ( tan necesaria siempre ) si no la diplomacia mal entendida que continua sin resolver los problemas. 
  • La designación de cargos intermedios, que no producen pero controlan a los que realmente si producen y generan beneficios o bien ahorro de costes.
  • La prohibición encubierta de pensar y decidir por uno mismo, de potenciar la propia valía personal para mayor beneficio de La Compañía.
  • La creación de burocracias absurdas que no sirven para nada, consumen tiempo, generando desgaste innecesario en detrimento de lo realmente prioritario y urgente.
  • La necesidad de reportar hasta el extremo del absurdo, detalles sin relevancia.
  • La cosificación del equipo humano y la pérdida de todo su potencial, talento y valiosas aportaciones.

Los Rituales de la Desconfianza les cuestan mucho dinero a las empresas y revelan una Dirección arcaica que se pierde de esta manera todo el potencial creativo de sus colaboradores, quienes se acaban convirtiendo en seres presentes que han entendido que cualquier atisbo de pasión; propuesta; capacidad de maniobra o de decisión autónoma va a ser cercenada de antemano, con lo cual no se logra una identificación personal con La Empresa, ni una vocación pro-activa, ni se fomenta ningún tipo de ambición personal. Pero se tiene al personal “controlado”, que es lo importante para los Directivos que deberían convertir en una de sus principales tareas, el fomento de la responsabilidad personal y el talento de sus colaboradores.

Si una Empresa quiere tener éxito, tiene y debe que poder confiar plenamente y sin fisuras en su Equipo. Tiene y debe de generar una corriente de confianza plena, que permita a todos los colaboradores una actitud apasionada y pro-activa, donde se invite a pensar; equivocarse; tener margen de maniobra y trabajar SIN MIEDO. En una Empresa madura y saludable, el miedo no debe ser jamás un elemento motivador. Una Cultura de Empresa basada en ejercitar el control y el miedo sobre sus colaboradores, jamás tendrá éxito. Ningún ser humano es productivo bajo esas premisas y lo que finalmente se acaba por conseguir es que las personas se desmotiven y procedan, con el tiempo, a los famosos “suicidios interiores”, a dejarse morir lentamente y valorar la posibilidad de irse a otra empresa donde su talento se valore más.

La fórmula es lamentable en su simpleza:


MIEDO = CULTURA DEL CONTROL = RESULTADOS MEDIOCRES 


Con la confianza, ocurre como con la mentira y aquel clásico “la primera vez que me mientas será tu culpa pero la segunda, será la mía”.

Si traicionas mi confianza una vez, lo harás una segunda y entonces el responsable ya seré yo y no tú.

Aquí se ha de ser categórico. Un colaborador que ha traicionado una vez la confianza ofrecida es susceptible de volver a traicionar en el 99% de los casos. Por ello no ha de tolerarse dos veces. O se está en el barco o no se está. No valen las medias tintas. Tolerar la mediocridad es también un grave error del Directivo y fomentarla no amputándola de raíz, es el principio del desastre. 


SI UN DIRECTIVO NO PUEDE CONFIAR EN SU EQUIPO, EL UNICO RESPONSABLE ES EL. UN DIRECTIVO TIENE EL EQUIPO QUE SE MERECE Y EL CLIMA LABORAL QUE HA CREADO CON SU POLITICA DIRECTIVA Y SU ACTITUD DIARIA. 


El buen directivo se ve obligado pues a ser un GENERADOR DE CONFIANZA, a practicar un comportamiento ético impecable entre sus colaboradores (que bajo esta premisa le responderán también impecablemente y para beneficio general de La Compañía. Lo bueno de La Confianza es que, salvo excepciones, es una corriente bidireccional).


  • Genero confianza en el momento que creo en ti. 
  • Genero confianza cuando sigo creyendo en ti aunque te hayas podido equivocar, excepcionalmente.
  • Genero confianza en el momento que fomento tu responsabilidad personal y tu talento.
  • Genero confianza cuando te tiro a la piscina por que sé que nadarás lo más rápido que puedas y sepas. 
  • Genero confianza cuando te pido tu opinión y la acepto por que no tengo ningún problema en reconocer que es fantástica y lo hago público.
  • Genero confianza cuando te dejo al mando por que sé que estarás a la altura. 
  • Genero confianza cuando cumplo lo que te prometí y también cuando te explico, en detalle, por que no pude cumplirlo.
  • Genero confianza cuando no te miento por que sé que lo que más odia una persona es que la engañen.
  • Genero confianza cuando comparto información contigo incluso en detrimento del objetivo a corto plazo. Lo que nos interesa es el largo plazo y hacer historia. 
  • Genero confianza cuando afronto nuestro conflicto contigo y no a tus espaldas.
  • Genero confianza cuando premio tu esfuerzo y te muestro, mediante mi ejemplo que la mediocridad sólo va a hacer que te sientas peor contigo mismo. 
  • Genero confianza cuando descarto Los Rituales de la Desconfianza por que me interesa sacar lo mejor de ti y no lo peor, por que tengo la suficiente seguridad y carácter para rodearme de personas probablemente más inteligentes y capaces de lo que soy yo y quiero llevar La Compañía a lo más alto y sé que no puedo hacerlo sólo.

Ciertamente hacen falta grandes dosis de seguridad personal y carácter para llegar a este nivel de interrelación con los colaboradores. La Dirección ha de trabajar a nivel interno concienzudamente para lograrlo so pena de comenzar a cavar su propia tumba en la Empresa y caerse con todo su equipo.

Dirigir bien es un arte. Un arte difícil. Nada es fácil cuando se trata con personas que por su misma condición de personas, piensan y sienten.

En un entorno terriblemente competitivo La Empresa actual no puede permitirse la desconfianza, es más, necesita rodearse de colaboradores fiables y que respondan. 

Los Rituales de la Desconfianza han de ser substituidos y anulados por el trabajo de campo activo. Por el aquí y ahora. Por el trabajo a plena consciencia. Por una escrupulosa metódica del trabajo que permita la autogestión, fomente la responsabilidad propia y permita a los colaboradores brillar con luz propia.


El resultado merece la pena, en este caso el fin justifica los medios.

lunes, 10 de julio de 2017

LOS TOROS DEL GOBIERNO


El otro día volví a sentir vergüenza e indignación. El motivo: la retransmisión (de nuevo) de una corrida de toros, en directo y comentada con todo lujo de detalles en RTVE, un sábado por la tarde y en horario infantil.


Sublime.


Cosas que pasan sólo en España, me dije. Y me acordé de esas otras fiestas tan españolas, a saber: cortar el cuello a los gansos; tirar cabras por campanarios; los correbous; los toros embolados; abandonar perros y gatos en las autopistas; matar de hambre y sed a las mascotas de casa; dejar a caballos y burros atados a postes de fincas, abandonados a su suerte y un extenso etc, que cualquier día también me encontraré en la TV de mi casa, en horario de máxima audiencia, por decisión unilateral de un Gobierno de España que fomenta el maltrato animal en vivo y en directo, se jacta de ello en un ejercicio de ignorancia sin límite y además lo hace utilizando fondos públicos.

Por que en España, la tortura a los malogrados toros es ARTE y se denomina TAUROMAQUIA, atención. 

Desde el punto de vista de la Empresa, la tortura a los malogrados toros es DINERO y se denomina NEGOCIO, atención también.

De esta salvajada depende sin embargo la subsistencia de muchas empresas y familias. El maltrato animal es un modelo de Empresa, en España. Cualquier día el “Finantial Times” nos dedicará un artículo, estudiando un caso que no se dá en ningún otro país del mundo, ni muchísimo menos es subvencionado con el erario público.

Los responsables de un país desarrollado han de buscar una propuesta alternativa de negocio para estas personas. Una industria alternativa, éticamente aceptable. Este modelo de negocio, Sres, es insostenible, retrógado y deleznable. Reaccionen antes de que les falte público, osea demanda, que cada vez tienen Vds menos, recuerden que la mayoría de españoles ya pensamos y disfrutamos de un espíritu crítico, mal que le pese a quien le pese y que facturar torturando animales está fuera de la lógica y el sentido común. Esta fuera de lo humano. Ni el mejor marketing del mundo puede “maquillar” un negocio que esconde tanta crueldad. No es vendible. Ni exportable. No se sostiene. Y ya sabemos que sin demanda, no hay oferta que valga. 

España tiene producto y talento a raudales. Producto que no se vende y talento que emigra por que falta voluntad política y trabajo duro, falta crear una industria alternativa que permita la reconversión de este triste modelo de negocio y la subsistencia de las miles de familias que se dedican a tan innoble menester por que carecen de otra alternativa, Sres. 

Las plazas de toros se parecen mucho al Coliseo Romano, dramático lugar que fue pensado para mantener a la plebe “entretenida” con toda clase de espectáculos de orden sádico, en los que seres humanos y fieras luchaban a muerte y en dónde, salvo alguna honrosa excepción, ambos acababan muriendo para mayor júbilo de los pobres infelices que asistían a tamaña aberración.


“Pan y Circo”. “Sol y toros”.


Hoy en día, el Coliseo es una reliquia histórica, visitada por turistas. Este es exactamente el futuro de las plazas de toros, convertirse en reliquias históricas. En monumentos al sadismo y la ignorancia humanos, que, sin duda, algún día serán estudiados por las generaciones venideras, ya con más conocimiento, por que crueldad e ignorancia van de la mano siempre. 

Desde los tiempos de la Roma Imperial hasta la fecha, la humanidad ha evolucionado hasta límites extraordinarios, inconcebibles siglos atrás. Hasta hemos pisado la luna y todo.

Sin embargo, aún queda un reducto amplio de salvajismo, de no desarrollo, de no evolución entre estos defensores a ultranza de la tortura animal institucionalizada, que se definen como espíritus cultos y defienden no sólo la práctica de tamaño despropósito, si no su retrasmisión en horario de máxima audiencia y con fondos públicos. Que incluso acuden a las plazas de la barbarie, en primera fila, exhibiendo una sonrisa que no ha lugar y tratando de aparentar normalidad ante un acto retrógado y como un César cualquiera, ante la mirada, estupefacta de millones de españoles ( y extranjeros que viven en España ), que no dan crédito a que el suplicio a un pobre animal indefenso y torturado hasta la muerte, se erija como La Fiesta Nacional de un país que se presupone democrático y europeísta. 

He leído 561 millones de euros de las arcas públicas. 561 millones de euros, que lógicamente, se podrían invertir de forma más inteligente dónde existe urgencia y España tiene muchísimas urgencias esperando una buena inyección de fondos, se me ocurre a voz de pronto, sanidad y educación o ayudas a los 3 millones de niños que pasan hambre en nuestro país, por ejemplo- , el listado de donde debería invertir el Gobierno de España los 561 millones dedicados al maltrato animal, es tan largo que necesitaría varios capítulos de “La Estupidez Humana”. No me cabe en uno sólo.

Hasta donde llega mi humilde conocimiento, en ningún país civilizado se retransmite ( ni en directo, ni en diferido ), la tortura provocada a un ser sintiente, que constituye en si misma, un delito. Como muchos etólogos han analizado y expuesto en repetidas ocasiones, El Toro siente, sí y su sufrimiento es similar al sufrimiento que nos provocaría a cualquier humano que nos clavasen banderillas en la nuca, banderillas en la espalda, nos atacasen hasta la extenuación con toda serie de objetos punzantes, mientras nos desangramos lentamente, acorralados por una masa de bárbaros, jaleando y jadeando ante La Fiesta, para acabar siendo atravesados por una espada medieval y arrastrados por la arena, donde nos cortarán las dos orejas y el rabo para triunfo total de un ser que define el maltrato animal como “profesión” ,de profesión torero y de todas las mentes enfermas que pagan por verlo, lo fomentan, lo subvencionan y se atreven a calificarlo como Arte.


  • Una TV pública que como su nombre indica, se sostiene con los impuestos de los ciudadanos que conforman un país, debería ser mucho más respetuosa y respetar a la audiencia y su sensibilidad. Mas seria y mas civilizada.
  • Una TV pública, ha de tener una misión fundamental: ha de constituir la base de la formación continua del país que la sustenta. 

Ha de transmitir unos valores fundamentales, básicos. Ha de ser una TV presentable, recomendable en cualquier otro país y ha de ser moralmente impecable.

El patético espectáculo toreril, más propio del Imperio Romano que de una España del S.XXI daña, en si mismo, la sensibilidad de cualquier persona psicológicamente equilibrada que lo contemple. Es indefendible.

Un pobre animal, desorientado, torturado hasta la muerte o bien la muerte en directo de la persona que inflinge la tortura al pobre animal, constituyen en si mismos sadismo puro y duro. Y pagar por verlo o pasar la tarde del sábado contemplando retransmisiones gore, es la señal indiscutible de que ha llegado el momento de acudir a un buen psicólogo y pedir ayuda.

Relacionar los toros con la Cultura, como algún erudito de bar pretende, es como relacionar la pornografía con el amor. Es inaceptable en pleno S.XXI y siendo miembros de una Comunidad Europea que, cada vez nos entiende con más dificultad y nos respeta menos por motivos obvios, no tiene ni pies, ni cabeza. Ni se entiende fuera. Dentro tampoco.

La guinda de la repugnancia la constituye, sin embargo, que el Gobierno de España lo permita. Que invierta el dinero de los sufridos ciudadanos de este país, demolido ya por la corrupción nauseabunda, en maltrato animal, en directo y en diferido. La guinda de la repugnancia la constituye que, Instituciones del Estado apoyen este lamentable Circo Romano, impropio de un país que pertenece a una Europa moderna y a un mundo civilizado. 

El Estado y sus Instituciones han de ser EJEMPLARIZANTES. Han de constituir un MODELO. Han de ser IMPECABLES en fondo y forma. Han de asumir su RESPONSABILIDAD SOCIAL. El Estado y sus Instituciones han de ser los alentadores del DESARROLLO MORAL de sus ciudadanos. EL Estado y sus Instituciones han de fomentar el HUMANISMO y la CIVILIZACIÓN, en una palabra.

RTVE española debe substituir este lamentable y degradante sinsentido por documentales, reportajes, entrevistas de calidad y que APORTEN educacionalmente, socialmente. Todo el dineral que nos cuesta esta vergüenza, debe ser bien invertido. Invertido con cabeza. Emisiones en inglés y francés Sres, con subtítulos en español, así de paso elevaríamos el penoso nivel de idiomas en España, que tan altos peajes hace pagar a sus ciudadanos por la falta de iniciativa gubernamental y la escasa visión internacional / global que les caracteriza.

Sres. Desenpolven sus cerebros y piensen. Acaben con esto y dejen de vender esta España casposa, provinciana y tercermundista en el exterior. Salgan de sus despachos, cojan aviones y viajen. Intercambien impresiones en el exterior y corroboren como La Marca España, continúa muy relacionada con la España de toros, catetismo y fiesta del Dictador. Ha llegado el momento de darle la vuelta a esto. Sencillamente por que los españoles son mucho más inteligentes de lo que Vds se piensan y además no se lo merecen.

Y si disfrutan con este tipo de espectáculos, les sugiero el Festival de Cine de Sitges. Eso sí, páguenlo de su bolsillo. 


lunes, 3 de julio de 2017

EL LIDERAZGO SE HACE, NO SE DICE


Se ha escrito ya mucho sobre líderes y liderazgo. Es un tema apasionante y ciertamente motivador. Sobre el papel, no obstante, por que continua sin entenderse en la realidad práctica de la mayoría de las Empresas. 

Curiosamente en La Empresa Real, la del día a día, se teoriza y teoriza en verso a esta cuestión y se continua sin comprender el mensaje. Es un problema de ignorancia básica, de Ego mal entendido y tremendamente enquistado en las Empresas de resultados mediocres y facturaciones susceptibles de mejora. 

Lo peor: la falta de un liderazgo REAL, es la causante de muchísimos problemas internos en Las Organizaciones, relacionados con significativas pérdidas de tiempo / dinero y que podrían evitarse si existiese un Liderazgo de base.

Se olvida que el objetivo de La Empresa Real es lograr un excelente posicionamiento en el mercado, respetando los valores fundamentales y logrando la máxima facturación posible. Un objetivo absolutamente legítimo y compatible con un código de conducta moralmente aceptable (como ya vimos en “La Empresa Pro-humana “).

Volviendo al tema que nos ocupa, recientemente, he escuchado a un Directivo, expresarse en este término y para mayor sorpresa de su desmotivado y agotado equipo:


“Me erijo en líder de este proyecto”


Ante semejante declaración de intenciones, no pude evitar retroceder en mi mente unos cuantos siglos y volver a los tiempos de Tiberio, el Emperador romano, donde erigirse en lo que te diera la gana y por derecho divino era un continuo y las consecuencias de quien protestase, conocidas. 

Este tipo de autoproclamaciones, se suceden a diario en todas las Empresas. Provocan un placer inefable en quienes las expresan, un placer cercano a los placeres mas instintivos y la profunda decepción de quienes se ven obligados a ser testigos de tamaña desfachatez.

Luego nos quejamos de la falta de implicación del personal y los resultados mediocres de Las Organizaciones. 

Al ser humano, inteligente (aquel que ha desarrollado un cierto espíritu crítico y es capaz de cuestionarse los conceptos y pensar por si mismo), no se le convence por las palabras, si no por los hechos. Cuanto más categóricos y más indiscutibles, mejor. 

Las personas funcionan por imitación de quien más admiran y por el sano egoísmo, por saberse colaboradoras de proyectos en los que también van a tener su recompensa, recompensa tangible, medible, cuantificable. Ambos puntos son ignorados en la mayoría de los casos por las cúpulas directivas y los pseudo-lideres.

El amor comienza cuando se hace sentir al otro que sus necesidades son tanto o mas importantes que las tuyas. El amor no se impone, se gana y el mal directivo de tanto amarse a si mismo, ignora, que hasta que no sea amado por sus colaboradores, no va a escindirse de la mediocridad, de la facturación irrisoria y de perder, tarde o temprano, su cargo. 

Un directivo de éxito lo es por que su equipo LE SIGUE. Es el equipo quien hace al buen directivo y no al contrario. Las apologías del YO de las que el pseudo-líder hace gala en público, jactándose además de ello, han de dejarse, para la familia –en el mejor de los casos-.

Un equipo humano es efectivo a todo gas cuando, previamente, se han analizado y gestionado adecuadamente desde la dirección, las diferentes individualidades, perfiles psicológicos y necesidades vitales de quienes lo componen. De otra forma es imposible extraer lo mejor de cada profesional y se acaba lidiando con personas que están presentes físicamente, con rendimientos al 40% de su capacidad real y con la mente divagando por escenarios más motivadores. 

Una dirección que no conoce lo que “verdaderamente” mueve a sus colaboradores; sus expectativas profesionales; económicas; de carrera; en definitiva, una dirección que no conoce los sueños de sus empleados, no debería liderar nada y mucho menos una Empresa. 

Para liderar a un equipo humano, hay que liderarse primero a uno mismo.

El movimiento se demuestra andando y las medallas hay que batallarlas, hay que lucharlas. Lo demás es arribismo e influencia mal entendida. 

Autoproclamarse líder cuando se está rodeado de un equipo de trabajo profundamente insatisfecho / desmotivado / no recompensado, debería estar penado por la ley: es el principio del fin de cualquier Empresa que quiera facturar / posicionarse en el mercado y denota una visión pobre, cortoplacista y arcaica de los negocios y de la comprensión fundamental del mundo y las personas. 

Un líder perfecto ha de vivir su realidad profesional bajo el Imperativo categórico de Kant: QUE TUS ACCIONES SE CONVIERTAN EN UN EJEMPLO UNIVERSAL.


Conviértete así en ejemplo para ti mismo y te convertirás en una referencia para tu equipo. 


El verdadero Líder, es el que es capaz de modificar las conductas erróneas de todo su equipo sin luchar. Sin convencer. Sin teorizar. El líder verdadero lo consigue por que su ejemplo es sencillamente demoledor, incuestionable. DIGNO. Todos siguen a quien es ejemplar. Es difícil, casi imposible, no seguir a quien se admira y se reconoce por sus hechos. 

Ser un Líder exige un trabajo continuo, diario, a toda prueba y una capacidad de sacrificio fuera de lo corriente. El líder no es el jefecillo de medio pelo escondido en un despacho o tras un plasma, que se autoproclama jefe, pagado de si mismo e insoportable en su narcisismo sin límite. Por ello los buenos directivos, los auténticos líderes escasean, es difícil encontrar a personas que estén dispuestas a hacer lo que nadie quiere hacer. A ensuciarse las manos. A salir casi de forma constante de su zona de confort. A ir más allá de sí mismo y lograr que el resto también estén dispuesto a hacerlo por iniciativa y deseo propio.

El verdadero líder es un soldado en primera línea de fuego que sabe y conoce perfectamente la labor profesional y las dificultades a las que se enfrentan todos y cada uno de los componentes de su equipo y está cuando tiene que estar y lo hace por que, probablemente, ya lo hizo al principio de su carrera profesional y conoce La Empresa Real casi tan bien como se conoce a sí mismo. 

El líder no es el que se lava las manos cuando hay problemas y culpa al otro. El líder asume que el fallo de su equipo es producto de su propia gestión y que ha llegado la hora de cambiar. Por que cambiar lo que se hace mal o lo que es susceptible de mejora es permanecer en el camino hacia el éxito. 

Sólo los estúpidos permanecen instalados en el error y aún a costa de ellos mismos. Y de tanta estupidez en La Empresa Real, hay tanta falta de resultados; tanta insatisfacción; tanto absentismo laboral; tantas insolvencias y tanta mediocridad.

  • Ponerse al servicio del Equipo. 
  • Ser Empresa. 
  • Ser humano. 
  • Movilizar el pensamiento pasiónal, que es el principio de cualquier movimiento. 
  • Movilizar capacidades. 
  • Ser capaz de sacar lo mejor de todos y cada uno de los colaboradores, de los auténticos artífices de La Empresa Real. 
  • Recompensar la Excelencia.
  • Invitar a escindirse al mediocre, a quien no quiera estar a la altura. 
  • No competir contra la competencia, si no contra uno mismo.

Si a algún directivo le quedan dudas, le invito a ver “300” y a reflexionar sobre el perfil del Rey Leónidas. Es un magnífico ejemplo de lo que debería ser el Líder perfecto. El líder que nace líder, en una palabra. 

Donde no llega la genética, ni el ADN, debe llegar siempre la inteligencia para aprender de quien sabe hacerlo mejor.


Aprendamos.


Dejemos pues de hablar de Liderazgo y HAGAMOS Liderazgo. Hablemos menos y HAGAMOS más. Recordemos que la razón de cualquier Empresa es ganar dinero y el dinero sólo se gana cuando las personas son capaces de trabajar al 1000 % de sus capacidades y con toda la pasión y focalización al objetivo real de las que sean capaces. O dicho de otra manera, cuando son guiadas por un Líder que las hace sentirse respetadas y queridas.


Leónidas. 
“300”.

martes, 7 de marzo de 2017

EL SEXO DE LOS ANGELES Y LA NEOINQUISICIÓN ESPAÑOLA


Soy mujer. Soy heterosexual. Me eduqué con monjas misioneras. He tenido una educación privilegiada basada en el conocimiento, el respeto y la comprensión por el otro, sin importar raza; credo; clase; color; ideología: orientación sexual.

Mi padre se licenció en Teología y Filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma, “cum laude”. Fue un hombre profundamente creyente, de valores sólidos pero al mismo tiempo abierto y comprensivo y sobretodo, tolerante, que me transmitió siempre la necesidad de profundizar y analizar desde la objetividad y el sentido común y más allá del sentimiento religioso. 

Mi padre rezaba cada noche en latín y yo le escuchaba, maravillada, hasta que me quedaba dormida. Era muy pequeña para entender aquella profunda fe que el profesaba. En cualquier caso el momento del rezo latino me parecía fascinante. 

Jamás intentó imponerme (ni a mí, ni a nadie que yo conociese) nada. Nos educó (junto con mi madre) en la libertad personal y la posibilidad de elegir con responsabilidad y sin hacer daño jamás. Con la perspectiva del tiempo, pienso que tuve mucha suerte en crecer donde crecí y ser la receptora de una educación basada en este tipo de principios humanísticos.


Creo en el mensaje de Jesucristo. 


Fue un rebelde que plantó cara a las injusticias de su tiempo y que resumió toda una filosofía existencial en su famoso “amaros los unos a los otros como yo os he amado”. Sin embargo no creo en el magnífico negocio que han organizado entorno a su mensaje.


Gracias a ello soy atea. 


Profeso un profundo respeto hacia las creencias de los demás. 


Paralelamente, creo básicamente, en el sentido común, la lógica y el progreso científico, este que siempre ha molestado tanto a las altas esferas eclesiásticas, tan poco partidarias del análisis, el cuestionamiento de lo inaceptable y el pensamiento crítico.

Soy una mujer libre y que hace un uso adecuado de su libertad, desde la responsabilidad y el respeto por mis semejantes. 

Me parece necesario realizar esta pequeña introducción antes de adentrarme en este nuevo capítulo de mi sección “La Estupidez humana”, en la que me veo obligada a reflejar el profundo estado de shock que me provoca la visión del autobús de autos, recorriendo España con la malograda frase, en un absurdo y nuevo intento de la sección más fundamentalista por controlar, en sus propias palabras, atención “la implementación del adoctrinamiento del lobby gay”.


Si Jesucristo levantara la cabeza, no daría crédito.


Pienso en los niños y niñas erróneamente adoctrinados en el desprecio hacia lo diverso. Niños y niñas cuyos padres están fomentado el odio y el fascismo social mas deleznable e intolerable. Niños y niñas que se convertirán en adultos de mira corta y llenos de odio. 

Pienso en niños y niñas adoctrinados para el desprecio.

La contemplación del ofensivo autobús me hace volar hasta el año 1478, cuando los Reyes Católicos fundaron el Tribunal de la Santísima Inquisición para asegurar la correcta ortodoxia católica en el Reino de España y cuyos métodos de reconversión a la fe cristiana, han dado para no pocas películas gore, dignas de ser exhibidas en el Festival del Terror de Sitges.

Se desvirtúa así el mensaje de Jesucristo, del que hablaba al comienzo, poniéndose en evidencia de nuevo, empecinados en continuar ejerciendo el poder mas devastador a través del control de la sexualidad humana. Ellos saben perfectamente y mejor que nadie, que quien controla el sexo, controla a la persona. 

Los fundamentalistas del control y la libre expresión de la sexualidad humana, no quieren aceptar, ni bajo tortura, que sentir y practicar una sexualidad diferente a la suya no es algo que se “elija”, si no algo con lo que se “nace” y a lo que no hay que dar mayor importancia, ya que lo importante en la vida no es ni mucho menos la genitalidad, si no los cerebros, los corazones y sobretodo, la actitud hacia los demás.

No hay nada malo en el cuerpo humano. No hay nada deplorable en la sexualidad humana. No hay nadie sobre la faz de la tierra que tenga el más mínimo derecho a decirle a un semejante lo que debe hacer y sentir en verso a su propio cuerpo y mucho menos estigmatizarle por ello.

Lo que realmente debería preocupar a estos nuevos Ayatolas de su mal interpretada visión de la decencia, son sus escándalos financieros sin parangón, la repugnante avidez materialista de sus muchas Eminencias, mientras medio mundo se muere de hambre y vive en condiciones deplorables. 

Lo que realmente debería preocuparles, son las tremendas donaciones que reciben de particulares y de las que dedican un irrisorio porcentaje a obras de caridad.

Lo que realmente debería preocuparles, es la violación del voto de castidad por parte de incontables sacerdotes, monseñores y eminencias varias, con otros hombres y mujeres, que no en pocos casos culminan en el nacimiento de hijos, orgías de todo tipo y fiestas en áticos de lujo dignas de una emperador romano (y por cierto, donde se acepta la homosexualidad encubierta de unos y de otros, de puertas para adentro se acepta casi todo).

Lo que realmente debería preocuparles es el encubrimiento sistemático de pederastas, en su no condena de sus aberrantes hechos, en la ignorancia del sufrimiento terrible de niños y niñas abusados en el nombre de Dios. Un pobre Dios que se veo obligado a perdonar lo imperdonable y a ser testigo del peor daño que se le puede infligir a una criatura.

Lo que realmente debería preocuparles, es el hallazgo de fosas comunes, innumerables en todo el mundo, donde yacen los restos de fetos y bebes retirados de sus madres, madres solteras, por constituir en sus enfermas mentes, el resultado del pecado mortal de mujeres libertinas que había que condenar per secula seculorum y también en el nombre de Dios.

Lo que realmente debe preocuparles es su pérdida imparable de fieles en todo el mundo, debido a que los seres humanos han aprendido a pensar por si mismos, a documentarse y a revisar su criminal historia y a su incapacidad de adaptarse a los tiempos y al progreso del hombre. Hombres y mujeres que entienden que el amor se hace, no se dice y que ya están saturados de tanta palabra vacía y tan pocos hechos. 

Entre otras muchísimas cuestiones (esto ya sería una temática para otro artículo), estas habrían de ser algunas de las preocupaciones de la Iglesia actual y no la difamación continua de personas con orientación sexual diferente a la que ellos pretender imponer desde sus púlpitos medievales y que al mismo tiempo es tan corriente dentro del clero, como sabemos. 

Otra de las cuestiones que me atenazan es la pretensión fascista de los impulsores del autobús de la vergüenza: qué pretenden hacer con los millones de personas en todo el mundo con orientación diversa? 


Encárcelarles?

Desterrárles a una isla desierta sin posibilidad de contacto con otros seres humanos?

Marcárles con una cruz gamada? 

Quemarles en cualquier plaza pública, como antaño, renegando hasta morir de sus respetables inclinaciones?

O quizás enviarles al -lamentablemente ya famoso- psiquiatra, que equipara a homosexuales con pedófilos?

Pobres niños y niñas.


A los custodios vigilantes de la depravación herética aún a costa de sí mismos (de todos es sabido el gran número de homosexuales y lesbianas que se encuentran entre sus filas), no le importa, ni le preocupa lo más mínimo, el inmenso daño que producen a estas personas. Lo único que les interesa es continuar ejerciendo poder y control. Esa es su verdadera motivación. En su cruzada contra la natural diversidad humana, generan el efecto contrario, que vimos recientemente reflejado en el caso de la Drag queen ganaradora del Carnaval canario. Su actuación revelaba algo mucho más profundo que una burla hacia la religión católica, iba mucho más allá y ha de ser correctamente interpretada por los ultracatólicos que se rasgaron las vestiduras: no es si no la radical y por ello errónea reacción, de un colectivo social que está harto de la difamación; la estigmatización y el desprecio de la Neoinquisición ultracatólica y ha expresado con desacierto su sentir. Inflingiendo así el mismo daño de vuelta. Unos por otros, no llegamos a un consenso, ni a un acuerdo, ni a un respeto.


Sólo nos hacemos más daño. 


No se puede ir en contra de la naturaleza humana. Como no se puede ir en contra del curso de un río. La diversidad sexual es un hecho biológico. Constatado científicamente.

Hasta en los frescos de la Capilla Sixtina, Miguel Angel reflejó a hombres besándose. La Grecia clásica era mayormente homosexual. Nombrar aquí a los filósofos; artistas; autores; genios y personas maravillosas y valiosísimas de orientación sexual diversa, me llevaría un libro. 

La diversidad sexual ha nacido y morirá con el hombre. Negarlo es negar al propio hombre y responsabilizarse del innecesario sufrimiento de seres humanos que aspiran a la libertad y la felicidad personales. Negarlo es promover y difundir el odio. Negarlo es constituir la violencia social contra personas libres. 


Negarlo es volver al S.XV.


Esta batalla ya debería estar ganada. Iglesia y sus Neoinquisidores, han de enfrentarse a sus propios fantasmas, realizar una profunda limpieza interna y externa y adecuarse a los tiempos. Pero, sobretodo, han de ceñirse al mensaje principal de Jesucristo, quien, estoy absolutamente convencida, estaría al lado de cualquier ser humano, hombre; mujer; transexual; intersexual; gay o lesbiana. Creo que a Jesucristo le importaría nada las inclinaciones sexuales de nadie. Jesucristo tenía tareas mucho más importantes. A esas tareas son a las que Iglesia debe volver y hacerlo antes de que sea demasiado tarde y sus ya desertizadas iglesias se conviertan en museos. 


Dejemos a los niños ser niños.

Dejemos que hombres y mujeres puedan aspirar a su libertad y felicidad personales. 


Y recordemos, que Los Angeles, no tienen sexo.

martes, 7 de febrero de 2017

CÓMO CONTINUAR CUANDO NO HAY GANAS DE CONTINUAR


A medida que nos adentramos en el nuevo año, es muy probable que el remordimiento de conciencia comience a corroer nuestra precaria fuerza de voluntad: todos los objetivos que dejamos por escrito en nuestra agenda mental con fecha 1 de enero, acaban convertidos en meras idealizaciones de lo que sabemos / queremos / deberíamos hacer, pero no somos capaces de llevar a cabo. Por que, sencillamente NO TENEMOS GANAS. Y tampoco NOS APETECE

Este diálogo interno, tan habitual y tan humano, es el talón de Aquiles en la consecución de cualquier objetivo vital / profesional / existencial y probablemente será un tema recurrente en nuestras vidas. Analizar por qué somos víctimas de la desidia no es fácil pero es una cuestión que hemos de afrontar antes de que nos sumerjamos en un bucle del que difícilmente saldremos. 

Analicemos por qué hemos dejado de TENER GANAS. ¿Qué emoción o circunstancia / episodio de nuestra vida, contribuyeron a que nos instaláramos en un ejercicio pasivo de la misma? ¿Por qué estamos actuando contraria a lo que debemos hacer?

Hemos de establecer, en definitiva, un honesto diálogo interior con nuestra persona.



¿Cómo continuar cuándo no hay ganas de continuar? 

¿Cómo continuar cuando no apetece ni salir de la cama?

¿Cómo continuar cuando no le encontramos sentido a lo que estamos haciendo?

¿Cómo continuar cuando la vida nos da un varapalo difícilmente soportable?



Relativicemos el socavón existencial. Es / fue sólo eso un socavón en nuestro camino vital. Recordemos que el sufrimiento forma parte de la vida. Exactamente como la felicidad. El sufrimiento ha de ser aceptado con humildad pero con la firme convicción de que no podemos bucear desidiosamente en el socavón para siempre. Entre otras cosas por que es completamente inútil. El sufrimiento es inútil. Instalarse en él plácidamente y dejarse arrastrar hasta paralizar todo lo que podemos y queremos hacer, es la manera mas nociva y absurda de dedicar ni un sólo minuto de nuestra maravillosa y limitada existencia. Del regalo que supone estar vivo y luchar por lo que nos hace felices. De abrazar la esperanza. La posibilidad del SI con mayúsculas. De eliminar la convicción de que nuestra vida también nos depara sorpresas positivas y felicidades inesperadas. 

Claramente, si no acompañamos nuestros deseos de perfeccionamiento (objetivos) de acciones bien pensadas y dirigidas, nunca vamos a llegar a ninguna parte.

Cuando no hay ganas hay que INVENTÁRSELAS. Cuando no HAY, hemos de INVENTARLO. Que crearlo. Como hacen los niños. Hemos de retornar a nuestra capacidad de fantasía y creatividad y hacer MAGIA. Hemos de volver a JUGAR A

Inventar, jugar a…es activar lo que está dormido dentro de nosotros, lo que probablemente en algún momento de nuestra vida FUE. Reactivarlo es adentrarnos en el bucle contrario al de la desidia y la pasividad existencial.

Interioricemos estos puntos. Inventémonos lo que NO HAY. Iniciemos los primeros pasos, lentos pero seguros y premiémonos por ello. Esfuerzo / sacrificio / recompensa: OBJETIVO, hasta convertirlo en HÁBITO, hasta convertirlo en algo natural en nuestro camino hacia la excelencia. 

Nuestra vida es un crédito que la eternidad nos concede arbitrariamente. Es tan sólo un pequeño paréntesis. Si somos capaces de interiorizar que, afortunadamente, no sabemos de cuanto tiempo dispondremos y que, cada día es una ventana abierta a la posibilidad del SI, recuperaremos las necesarias ganas y conseguiremos eliminar la desidia de nuestro vocabulario.



Yo, cuando no tengo ganas, me las invento.


lunes, 6 de febrero de 2017

DER TON MACHT DIE MUSIK / EL TONO HACE LA MUSICA


Esta bonita expresión germánica, indica algo así como que “el tono, hace la música” o lo que es lo mismo, la manera en la que decimos las cosas a nuestros interlocutores, repercute directamente en la reacción de los mismos y en sus acciones posteriores. 

Partiendo de este punto, me gustaría realizar una reflexión en verso a lo mal que se utiliza el lenguaje en el entorno de la empresa y sobretodo, en la falta de “tono”.

Es inaceptable que en un entorno laboral, en el medio en el que, a fin de cuentas pasamos el 95% de nuestro tiempo, el lenguaje y las formas (la comunicación en definitiva), se utilicen tan mal y en detrimento -lógicamente- de los resultados, resultados que son obtenidos por personas.

El universo tecnológico con el que nos vemos obligados a trabajar ha propiciado, sin duda, que el tono haya dejado de ser tan importante (lo que prima es la rapidez, la inmediatez) y el contacto con el otro (nuestro subordinado; nuestro superior; nuestro compañero; nuestro proveedor; nuestro cliente), reducido a su más ínfima expresión. 

La recepción de un e-mail; de una llamada; de un whatsapp, debería ser un motivo de alegría. Un reto. Una positiva sorpresa. Un mensaje no deja de ser una novedad. En el peor de los casos, un mensaje es siempre una oportunidad. 

El problema viene cuando uno se para detenidamente a analizar el mensaje. Sea este de origen oral o bien escrito. Algunos son simplemente caóticos, otros innecesarios, incluso los hay que rozan el mal gusto por estar llenos no sólo de faltas de ortografía o de frases incoherentes, mal construidas y apresuradas. Mensajes que revelan que, el emisor no muestra el más mínimo respeto por el receptor, en una palabra. 

Se habla sin pensar en lo que se va a decir, sin reflexionar lo que “se quiere transmitir”. Se escribe sin someter a juicio que, lo que se escribe, queda escrito para siempre y que en muchas ocasiones no lo hace nuestro pensamiento crítico y objetivo, si no nuestra amígdala (la parte del cerebro encargada de las emociones). Se habla sin recordar que uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. 

El mensaje entre emisor y receptor, acaba perdiendo así su sentido y creando más toxicidad en la empresa y los resultados que una fuga de gas. 

Se olvida el tono. Se obvian las necesarias maneras. Se olvida que nos estamos dirigiendo a un aliado (en la empresa todos somos aliados) y no a la pantalla de un ordenador. Se olvida la necesaria humanidad, dando rienda suelta, en muchos casos, a lo peor del ser humano.

Finalmente se olvida la función fundamental de la comunicación humana, que no es otra que la transmisión de un mensaje concreto a modo de obtener la mejor de las reacciones en el mínimo tiempo posible y lograr una reacción POSITIVA de nuestro interlocutor. 

Curiosamente, esta falta de tacto y savoir faire se da, frecuentemente, entre directivos y gerentes, o sea, entre los que han de ser los auténticos líderes de la empresa, guías de su equipo e inspiración de sus clientes y compañeros de negocio.

La comunicación se convierte entonces en la incomunicación. En un dardo envenenado, que consigue crear un clima tóxico de miedo, desconfianza y agresividad, es decir, lo contrario de lo que cualquier líder pretende en un equipo.

Curiosamente, cuanto más se asciende en la jerarquía empresarial, más inquietantes son los e-mails. Algunos serían incluso, dignos de un estudio psiquiátrico. El lenguaje y la escritura (el tono del que venimos hablando), revelan casi todo, de una persona y de su carácter.

Si queremos obtener mejores resultados empresariales, si queremos conseguir un equipo fuerte y conexionado, si queremos ganar en autoridad MORAL con nuestros equipos, hemos de revisar a conciencia, el TONO en el que nos comunicamos con los demás.

La capacidad del lenguaje es intrínsecamente humana. Debería ser, de hecho, lo que nos separara de los animales (si bien tras observar como se comunican, lobos, delfines y chimpancés, entre otros numerosísimos animales, subrayo lo mucho que deberíamos aprender de ellos, viendo lo visto).

La utilización del lenguaje, de la comunicación oral y escrita, es otra de las grandes asignaturas pendientes de la empresa y el entorno laboral. Si midiéramos en costes anuales, la repercusión económica de las malas maneras; la falta de TONO; los e-mails desacertados y/o fuera de lugar; las llamadas llenas de pólvora incendiada; de la falta de consideración por el otro, en una palabra, muchos propietarios de compañías se llevarían las manos a la cabeza. 

Las palabras son bombas llenas de significado. La palabra y el TONO adecuados en un momento justo, puede incrementar la productividad y los resultados del receptor en un 1000% o bien hundirlo durante los próximos días en la más absoluta de las miserias, en detrimento SIEMPRE de la organización. 

Merece la pena pues, revisar lo que podemos mejorar, lo que podemos embellecer en nuestras organizaciones a partir de hoy mismo. Nuestra facturación y, por supuesto, nuestra supervivencia como empresa, depende de personas. Comuniquémonos con ellas como nos comunicamos con nosotros mismos. 

No hace falta y hablar y escribir como Goethe, simplemente hace falta hablar y escribir desde el profundo respeto y consideración por el otro.